Fisiopatología - Protección Vascular
En este apartado se aborda la prevención secundaria del SCA y las funciones que desempeñan los tratamientos anticoagulantes, antiagregantes y complementarios
Tratamiento anticoagulante
Introducción
El uso habitual del tratamiento antiagregante único (AAS solo) y del tratamiento antiagregante doble (AAS más un inhibidor del P2Y12) mejora significativamente los resultados a largo plazo en los pacientes con SCA. Sin embargo, a pesar de ello, el riesgo anual de SCA recidivante tras el episodio inicial sigue siendo del 10 %, aproximadamente[1][2], y la mayoría de dichos episodios se producen tras el alta hospitalaria[3].
Los beneficios del tratamiento antiagregante doble son claros, pero sigue existiendo la necesidad de reducir la tasa residual de episodios recurrentes. La adición de un anticoagulante al tratamiento antiagregante es uno de tales métodos[4][5]. La justificación de dicha combinación se deriva del hecho de que los trombos en el SCA se forman mediante dos vías[4]:
Las estrategias terapéuticas que incluyen solo antiagregantes plaquetarios actúan únicamente sobre un mecanismo implicado en la formación de coágulos, mientras que un tratamiento que incluya también anticoagulantes aborda ambas vías. Los primeros ensayos de tratamiento antiagregante con AAS y tratamiento anticoagulante con warfarina para la prevención secundaria del SCA mostraron un mayor riesgo de hemorragia a pesar de las reducciones en la tasa de episodios tromboembólicos[8]. Las directrices señalan que el tratamiento doble debe considerarse en determinados pacientes, como los que presentan un SCASEST y una FA con una puntuación del CHA2DS2-VASc ≥1 en hombres y ≥2 en mujeres; en estos casos, después de un período corto de tratamiento antitrombótico triple con doble antiagregación y un ACOD (hasta una semana desde el episodio agudo), se recomienda el tratamiento doble como estrategia predeterminada utilizando un ACOD a la dosis recomendada para prevenir el ictus y un único antiagregante plaquetario (preferiblemente clopidogrel)[4].
Estudios sobre la combinación de tratamiento anticoagulante y antiagregante plaquetario
Se han investigado los ACOD dabigatran, apixaban y rivaroxaban para la prevención secundaria del SCA. Hasta la fecha, el único que ha mostrado un perfil positivo de riesgo-beneficio ha sido rivaroxaban a dosis bajas, y solo en un subgrupo específico de pacientes. Este ha obtenido la autorización de las autoridades sanitarias en varios países de todo el mundo[9]. Los resultados del estudio ATLAS ACS 2 TIMI 51, realizado con pacientes a los que se les administró el tratamiento antiagregante convencional (tienopiridina más AAS o AAS solo) más 2,5 mg de rivaroxaban dos veces al día, fueron[10]:
- Reducción significativa en la variable combinada de muerte cardiovascular, IM e ictus a lo largo de 24 meses, en comparación con el tratamiento antiagregante en monoterapia (9,1 % frente a 10,7 %; cociente de riesgos instantáneos: 0,84; p = 0,02)
- Aumento significativo de la tasa de hemorragia grave (1,8 % frente a 0,6 %; cociente de riesgos instantáneos: 3,46; p <0,001), pero sin ningún incremento significativo de la hemorragia intracraneal ni la hemorragia mortal.
El estudio COMPASS evaluó la administración de dosis muy bajas de rivaroxabán (2,5 mg dos veces al día) combinado con AAS (100 mg/día), frente a AAS solo, o rivaroxabán 5 mg dos veces al día solo. La opción rivaroxabán 2,5 mg dos veces al día más AAS redujo el criterio compuesto de valoración de la isquemia, la mortalidad global y la mortalidad por causas cardiovasculares. Asimismo, esta opción terapéutica aumentó el riesgo de complicaciones hemorrágicas graves, pero no el de muerte, hemorragia intracraneal o hemorragia en órganos críticos[4].
En determinados pacientes con biomarcadores cardíacos elevados y sin antecedentes de ictus o accidente isquémico transitorio (AIT), se obtuvo el siguiente resultado con 2,5 mg de rivaroxaban dos veces al día[11]:
- Una tasa similar de hemorragia mortal a la de los antiagregantes en monoterapia (0,1 % frente al 0,3 %)
- Reducción significativa de la mortalidad cardiovascular y de la mortalidad por cualquier causa (45 % y 42 %, respectivamente)
Teniendo en cuenta estos resultados se ha autorizado la administración de 2,5 mg de rivaroxaban dos veces al día tanto en Europa como en EE. UU[12][13]. En Europa, está aprobado como tratamiento complementario al antiagregante con tienopiridina más AAS o AAS solo, para la prevención de acontecimientos aterotrombóticos en pacientes que han sufrido un episodio de SCA reciente y que presentan biomarcadores cardíacos elevados y no tienen antecedentes de ictus o AIT[12]. Asimismo, en EE. UU. está aprobado combinado con AAS para disminuir el riesgo de episodios cardiovasculares graves (muerte por causas cardiovasculares, IM e ictus) en pacientes con arteriopatía coronaria[13].
Factores de riesgo de hemorragia
Los beneficios de la adición de un anticoagulante al tratamiento antiagregante en la prevención secundaria del SCA deben sopesarse con el aumento del riesgo asociado de hemorragia. Los esquemas de estratificación del riesgo que pueden identificar a aquellos pacientes con mayor riesgo de episodios hemorrágicos son, por lo tanto, útiles en la toma de decisiones clínicas.
Los episodios hemorrágicos graves aumentan el riesgo de mortalidad en los pacientes con SCASEST. Para estimar el riesgo hemorrágico en este contexto, se han establecido varias escalas de estratificación del riesgo, tales como la escala CRUSADE (Can Rapid risk stratification of Unstable angina patients Suppress Adverse outcomes with Early implementation of the American College of Cardiology/American Heart Association guidelines) y la ACUITY (Acute Catheterization and Urgent Intervention Triage strategY). Ambas tienen un valor predictivo razonable para la hemorragia grave en pacientes con SCA sometidos a angiografía coronaria, aunque la escala CRUSADE discrimina mejor[4]. En comparación con el sistema de puntuación HAS-BLED para evaluar el riesgo de hemorragia en pacientes con FA, los sistemas de clasificación de riesgo de hemorragia para el SCA se han validado menos extensamente. A continuación, se muestra una tabla con las características de la escala CRUSADE, la escala que el grupo de Mehran creó a partir de los estudios ACUITY y HORIZONS-AMI, y la escala ACTION que, aunque no se incluye en la última edición de las guías de la Sociedad Europea de Cardiología, también se emplea para estratificar el riesgo hemorrágico.
Esquemas de estratificación del riesgo para evaluación de riesgos de hemorragia a corto plazo en pacientes con SCA
CRUSADE (2009) | Mehran et al. (2010) | ACTION (2011) | |
---|---|---|---|
Categoría | Variable | Puntuación | Variable | Puntuación | Variable | Puntuación |
---|---|---|---|---|---|---|
aAnemia, definida como hemoglobina < 13 g/dl en pacientes varones y < 12 g/dl en mujeres. bLa cardiovasculopatía previa se definió como antecedentes de arteriopatía periférica o ictus.
CrCl: aclaramiento de creatinina; CrS: creatinina sérica; IGP: inhibidor de la glucoproteína IIb/IIIa; Lpm: latidos por minuto.
Tratamiento antiagregante
Introducción
Las plaquetas activadas y la generación de trombina persisten durante largos períodos tras un episodio de SCA, lo que podría exponer a los pacientes a presentar nuevos acontecimientos isquémicos y proporcionar dianas terapéuticas para las estrategias de prevención secundaria[6][14][15].
El tratamiento antiagregante es la piedra angular de las estrategias para prevenir la recurrencia del SCA:
- El AAS reduce el riesgo de episodios vasculares graves en los pacientes con mayor riesgo, incluidos aquellos que han padecido episodios anteriores o graves[4][5][16].
- La adición de un segundo fármaco antiagregante (p. ej., clopidogrel o uno de los inhibidores del P2Y12 más recientes, rasugrel y ticagrelor[1][2]) al AAS ha demostrado proporcionar beneficios adicionales[17][18].
Fármacos antiagregantes plaquetarios autorizados para la prevención secundaria del SCA
Fármaco | Objetivo | Dosis/pauta posológica | Datos complementarios |
---|---|---|---|
ADP: disfosfato de adenosina; COX-1: cicloxigenasa-1.
Recomendaciones de las directrices
Todos los pacientes, a menos que esté contraindicado, deben continuar con el tratamiento antiagregante al ser dados de alta del hospital[4][5][16].
Directrices de la Sociedad Europea de Cardiología para el tratamiento antiagregante para la prevención secundaria del SCA
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- AAS: administrar una dosis de carga de 150-300 mg por VO (o 75-250 mg IV), seguido de 75-100 mg/día (VO) a largo plazo.
- Además del AAS, añadir un inhibidor del receptor P2Y12 durante 12 meses (a no ser que esté contraindicado o el riesgo hemorrágico sea muy alto). Elegir uno de los siguientes:
- Prasugrel: dosis de carga de 60 mg seguida de 10 mg/día (o 5 mg/día en pacientes ≥75 años o >60 kg). Elegir esta opción en pacientes nunca tratados con inhibidores del receptor P2Y12 que se vayan a someter a una ICP.
- Ticagrelor: dosis de carga de 180 mg seguida de 90 mg, dos veces al día.
- Clopidogrel: dosis de carga de 300-600 mg seguida de 75 mg/día. Elegir esta opción solo si el prasugrel y el ticagrelor no están disponibles, no se toleran o están contraindicados.
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- AAS: 75-100 mg/día (VO)
- Además del AAS, añadir un inhibidor del receptor P2Y12 durante 12 meses después de la ICP (a no ser que esté contraindicado o el riesgo hemorrágico sea muy alto). Elegir uno de los siguientes:
- Prasugrel
- Ticagrelor
- Clopidogrel: elegir esta opción solo si el prasugrel y el ticagrelor no están disponibles o están contraindicados.
- En pacientes con riesgo alto de complicaciones hemorrágicas graves, valorar interrumpir el tratamiento con inhibidores del receptor P2Y12 después de 6 meses.
- En pacientes con indicación de anticoagulación oral, los ACO están indicados además del tratamiento antiagregante.
- En pacientes con IM en los que se implanta un stent y que tienen indicación de anticoagulación oral, valorar la triple terapia (anticoagulante oral + AAS + clopidogrel) durante 1-6 meses (en función del balance entre el riesgo de episodios coronarios recurrentes y el de sangrado).
- Valorar una terapia antiplaquetaria dual durante 12 meses en pacientes no sometidos a ICP, a no ser que tengan contraindicaciones como un riesgo alto de sangrado.
- En pacientes con un trombo en el ventrículo izquierdo, la anticoagulación se debe administrar hasta 6 meses en función de las pruebas de imagen.
- En pacientes de alto riesgo isquémico que han tolerado la terapia antiplaquetaria dual sin complicaciones hemorrágicas, se puede valorar el tratamiento antiplaquetario dual en forma de ticagrelor 60 mg dos veces al día y AAS >12 meses (hasta un máximo de 3 años).
- En pacientes con riesgo hemorrágico bajo que toman AAS y clopidogrel, se puede considerar la administración de dosis bajas de rivaroxabán (2,5 mg dos veces al día).
AAS: ácido acetilsalicílico; ICP: intervención coronaria percutánea; IM: infarto de miocardio; IV: intravenoso; VO: vía oral.
Adaptado a partir de Collet et al.[4], Ibañez et al[5].
Tratamiento complementario
El tratamiento de los trastornos subyacentes (p. ej., hipertensión, diabetes, dislipidemia) y otros factores de riesgo, mediante tratamiento médico y cambios en el estilo de vida, desempeña una papel importante en las estrategias de prevención secundaria tras un SCA.
Otros fármacos recomendados para la prevención secundaria son[4][5]:
- Β-bloqueantes: disminuyen la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la contractilidad, por lo que reducen el consumo miocárdico de oxígeno.
- IECA (inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina): reducen la remodelación ventricular y evitan un mayor deterioro del rendimiento ventricular en pacientes con reducción de la función sistólica ventricular izquierda tras un IM.
- Antagonistas de los receptores de la angiotensina: reducen también la remodelación ventricular.
- Estatinas: los beneficios que conlleva la reducción de la concentración de lipoproteínas de baja densidad con estatinas son la estabilización de la placa, el restablecimiento de la función endotelial y los efectos antiinflamatorios.
- Antialdosterónicos: bloquean la activación de los receptores de mineralocorticoides, lo cual tiene efectos adversos en la cardiovasculopatía.
Además de las estrategias farmacológicas, se recomienda a los pacientes que han presentado un episodio de SCA que realicen cambios en el estilo de vida para reducir su riesgo cardiovascular total, como por ejemplo[4][5]:
- Dejar de fumar
- Actividad física regular
- Adelgazamiento en pacientes con un alto índice de masa corporal o un amplio perímetro abdominal
- Reducción del consumo de sal y grasas saturadas
- Aumento del consumo de frutas, verduras, cereales integrales, carne magra y pescado
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